Paula Repetto y Oscar González, Concejales del Municipio de San Martín, continúan con su «cruzada» para lograr el traslado de la Bandera original del Ejército de Los Andes desde la ciudad de Mendoza hasta el departamento esteño. En el mes del General, la lucha por el cuidado de su legado continúa.
Mendoza no es una más dentro de la historia argentina. Nuestra provincia fue cuna del «armado» del Ejército Patriótico, y cobijó al General San Martín durante el período más relevante de su vida. Pero dentro del territorio mendocino, el departamento de San Martín posee una vinculación aún más fuerte con la figura del Libertador, a la cual le rinde homenaje portando su nombre, al tratarse de la única ciudad diseñada y pensada por el propio Don José.
Por eso, debe ser San Martín el lugar que debe resguardar el patrimonio histórico de esa etapa. Así lo imaginaron los Concejales del Frente de Todos Paula Repetto y Oscar González, ideólogos de un proyecto que ya fue aprobado en el Concejo Deliberante y que busca el visto bueno a nivel provincial.
Dicho plan consiste en el traslado de la Bandera del Ejército de Los Andes desde la ciudad de Mendoza hacia el departamento cabecera de la zona Este, donde quedaría exhibido en el Museo Las Bóvedas. Actualmente, el estandarte patrio se ubica en el Memorial de la Bandera de Los Andes, en la ciudad capitalina.
El 24 de Junio se logró la aprobación del proyecto en el Concejo Deliberante, pero queda un escalón más: El visto bueno de la Provincia. Para lograr dicho cometido, ambos ediles y el Senador Provincial Bartolomé Robles mantuvieron una reunión con Horacio Chiavazza, Director de Patrimonio de Mendoza y Roberto Mons, Director del Memorial de la Bandera, en el Museo Las Bóvedas.
Cabe destacar que la Bandera del Ejército de Los Andes confeccionada en 1816 y cuya jura se realizó el 05 de Enero de 1817, fue el estandarte de las tropas lideradas por el General San Martín durante su «Campaña Libertadora». Luego de su retirada del frente, el padre de la patria la dejó bajo custodia del militar chileno O’Higgins, quien la entregó a Antonia Sánchez como depositaria. En 1823, el gobernador Pedro Molina gestionó su devolución a Mendoza, donde descansa hasta nuestros días.