El tradicional monumento con forma de ñandú, ubicado a la altura de Beltrán sobre la Ruta Nacional 7, recuperó su color y presencia gracias a una restauración impulsada por el Rotary Club San Martín.
Este ícono cargado de nostalgia, que durante más de tres décadas acompañó los viajes de miles de mendocinos —especialmente de quienes transitaban desde el Este hacia la Ciudad— volvió a lucir como en sus mejores tiempos. La escultura de cemento fue intervenida por el equipo del Rotary, que le devolvió vida y color a un símbolo profundamente arraigado en la memoria colectiva.
El “ñandú de Beltrán” había quedado grabado en el recuerdo de quienes, siendo niños, esperaban divisarlo desde la ventanilla del auto o del colectivo. Hoy, gracias a esta puesta en valor, ese gesto vuelve a repetirse, recuperando un patrimonio afectivo que conecta generaciones.
Desde la institución destacaron que la iniciativa forma parte de su compromiso con la comunidad, no solo en el presente, sino también en la preservación de aquellos recuerdos que nos identifican y nos unen.