El chico de 15 años, hijo de una familia un contratista en una finca de San Martín, encontró un bolso y lo devolvió a su dueña que había pedido un préstamo para pagar remedios y la factura de electricidad.
Genaro Cueito, cursa el secundario en la escuela 4-242 Eduardo Galeano, de Las Chimbas, al norte de Palmira y vive también cerca de esa zona, sobre el Carril Chimbas, en una finca que estos días está en plena cosecha.
Lorena (37) es su madre y, mientras deja las tijeras por un instante, reconoce que “a mí me critican porque mis hijos trabajan a la par nuestra, pero ¡qué le vamos a hacer! La plata no alcanza y, además, los chicos están felices por poder aportar lo suyo”. Tiene tres hijos. La mayor tiene 20 y es discapacitada. Genaro es el del medio.
Genaro divide su tiempo entre en estudio y el trabajo. Es tímido, no le gusta hablar mucho y tampoco le gustan las redes “porque son un puterío”. Apenas tiene Facebook, sin fotos suyas. Solo muestra en el perfil su pasión por la Selección Argentina y River Plate.
El contratista Luis Cuieto llevó a su hijo Genaro hacia el Carril San Pedro, cerca de la escuela Eduardo Galeano. Por allí vive el compañero al que había que devolverle una carpeta. “Genaro le dijo a su padre que regresaba solo a casa”, contó su madre.
Así fue. Eran pasadas las 13 y el muchacho caminaba de regreso por el Carril San Pedro cuando, a la vera de la ruta y justo donde suele parar la única línea de colectivos que pasa por allí con poca frecuencia, encontró tirado un bolso sobre la banquina.
“Lo levantó y decidió abrirlo, para saber qué hacer. Entonces fue cuando vio que estaba lleno de plata y algunos papeles, documentación”, cuenta Lorena, la mamá. “Primero llamó al 911, a la Policía, e inmediatamente después a nosotros”, agregó.
A los pocos minutos apareció un patrullero. “No sé si era de Palmira o de Chapanay”, dice Lorena. Ocurre que allí, en ese punto de San Martín y entre viñedos, los límites y las jurisdicciones son difusas y el territorio bien puede ser de esos dos distritos o también de Las Chimbas.
“Justo cuando los policías estaban inspeccionando el bolso y escuchando a Genaro, venía una abuelita caminando hacia donde estaba ellos. Venía con uno de esos carritos de hacer compras y llorando. Les explicó que había perdido un bolso con dinero, los policías se lo mostraron, le hicieron unas preguntas para confirmar que la documentación que tenía el bolso coincidía con lo que decía la señora, y se lo entregaron, contándole que lo había encontrado Genaro”.
La anciana les contó que había sacado un préstamo en el banco donde cobra la jubilación y que el dinero era “para poder pagar sus remedios y la boleta de luz”. Era algo más de un millón de pesos.
“La señora abrazó a Genaro y le ofreció algo de ese dinero en agradecimiento, pero él le dijo que no, que gracias, que era joven y que podía trabajar, que ella ya había trabajado mucho en la vida”, cuenta Lorena.
La madre de Genaro dice que le sorprende la actitud de su hijo. “Les enseñamos eso a todos nuestros hijos pero, además, Genaro es muy sano, muy bueno, muy generoso”.
Con información de: Los Andes