Se celebra del 1 al 7 de agosto, este año bajo el lema Elijamos la leche materna y el acompañamiento.

La lactancia materna ofrece un futuro esperanzador no solo para los niños sino también para las sociedades. Reduce los costos de atención en salud, incrementa el desarrollo cognitivo, fortalece las economías y establece comienzos saludables para los más pequeños.

El Ministerio de Salud y Deportes adhiere a la Semana Mundial de la Lactancia, que se celebra del 1 al 7 de agosto en más de 170 países. Esta iniciativa está destinada a fomentar el amamantamiento y a mejorar la salud de bebés y mujeres en todo el mundo. En este marco, en los hospitales y centros de salud de la provincia se realizarán diversas actividades durante la semana.

Esta fecha invita a reconocer la lactancia como una base sólida para la salud, el desarrollo y la equidad a lo largo de la vida. En esta edición, se destacará especialmente la importancia del apoyo constante que madres y bebés necesitan por parte del sistema de salud durante todo el proceso de amamantamiento.

Esto implica garantizar que cada mujer acceda a la información y el acompañamiento necesarios para amamantar durante todo el tiempo que así lo desee.

Las primeras horas y los primeros días de vida de un recién nacido son fundamentales para establecer un vínculo de apego y una lactancia exitosa. En ese período es esencial brindar a las madres el apoyo adecuado para que puedan alimentar a sus hijos de manera segura, cómoda y sostenida.

La lactancia contribuye a prevenir el sobrepeso y la diabetes tipo 2 en la infancia, protege contra el síndrome de muerte súbita del lactante, promueve el vínculo afectivo y refuerza el sistema inmunológico de los bebés.

Todos podemos contribuir a que las mujeres se sientan libres y capaces de amamantar en cualquier momento y lugar, y trabajar para mejorar su situación tanto en el hogar como en el ámbito laboral y en la vida pública.

Una nutrición inadecuada en las primeras etapas de la vida puede provocar daños irreversibles en el crecimiento físico y el desarrollo cerebral. En cambio, una alimentación adecuada tiene efectos positivos a corto y largo plazo. La leche materna es el alimento óptimo para los bebés, ya que les proporciona los nutrientes necesarios en el equilibrio justo, además de ofrecer protección frente a múltiples enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida. A partir de entonces, sugiere incorporar alimentos complementarios que sean adecuados desde el punto de vista nutricional y seguros, manteniendo la lactancia hasta los dos años o más.

La leche materna y el acto de amamantar son pilares fundamentales para la supervivencia infantil, la nutrición y la salud materna.

Beneficios de la lactancia materna

La leche materna es el alimento más completo que puede recibir un recién nacido. Contiene todos los nutrientes que necesita para un crecimiento y desarrollo saludables.

Durante los primeros seis meses, se recomienda ofrecer solo leche materna, sin incorporar ningún otro alimento o líquido (ni agua, té o jugos). Es aconsejable continuar con la lactancia hasta los dos años o más.

Además de ser segura e higiénica, la leche materna está siempre disponible, en la temperatura adecuada y con la calidad óptima.

A través de ella, el bebé recibe anticuerpos y factores de protección que lo resguardan frente a enfermedades comunes, hasta que pueda desarrollar sus propias defensas. Los bebés amamantados padecen menos infecciones respiratorias y gastrointestinales, y tienen menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Ayuda a prevenir el sobrepeso y la diabetes tipo 2 en la infancia

La lactancia prolongada reduce 13 % el riesgo de sobrepeso y obesidad, y disminuye 35 % la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 en la niñez.

Disminuye el riesgo de leucemia infantil

Amamantar durante seis meses o más se asocia con una reducción de 19 % en el riesgo de leucemia en la infancia, en comparación con períodos más cortos o con la ausencia de lactancia.

Protege contra el síndrome de muerte súbita del lactante

Los bebés amamantados tienen 60 % menos de riesgo de morir por síndrome de muerte súbita del lactante. El efecto protector es aún mayor cuando se trata de lactancia exclusiva.

Promueve el apego y el vínculo afectivo

Durante la lactancia, el contacto frecuente y la interacción entre madre e hijo fortalecen el vínculo emocional. Los períodos más prolongados de amamantamiento se asocian con mayor sensibilidad materna y con vínculos más seguros.

Mejora el desarrollo cognitivo

Las personas adultas que fueron amamantadas durante la infancia tienen, en promedio, 3,4 puntos más en indicadores de desarrollo cognitivo. Este aumento se traduce en mayor rendimiento escolar y años de escolaridad.

También protege la salud de las madres

Las mujeres que amamantan tienen 32 % menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, así como 26 % menos de riesgo de cáncer de mama y 37 % menos de riesgo de cáncer de ovarios, en comparación con quienes no lo hacen o lo hacen por menos tiempo. Además, la lactancia ayuda a prevenir la depresión posparto, la anemia, la hipertensión, la osteoporosis y la artritis reumatoidea.

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