Mendoza se enfrenta a una realidad alarmante, en un contexto a nivel nacional durísimo. Esto se refleja en las cifras de pobreza proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). La pobreza ha alcanzado un 41,8%, lo que significa que casi la mitad de la población mendocina se encuentra en esta situación.
Estos datos muestran un incremento significativo con respecto al mismo período del año anterior, cuando se registró un 36,5% de pobreza. Este aumento va en consonancia con el arrojado a nivel nacional, donde problemas como la devaluación y otros desafíos económicos llevaron a algunas regiones (Gran Chaco, por ejemplo) a casi un 60% de pobres.
Además, es preocupante observar que el nivel de indigencia también ha experimentado un incremento, pasando del 8,8% al 9,3% en los últimos 12 meses. Esto significa que un porcentaje significativo de la población mendocina no cuenta con los recursos necesarios para cubrir incluso sus necesidades más básicas, como la alimentación.
El impacto de esta situación es evidente al analizar la distribución de la pobreza e indigencia en diferentes áreas urbanas de la provincia. En el Gran Mendoza, por ejemplo, el 8,7% de las personas se encuentran en situación de indigencia, lo que significa que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
En medio de un período eleccionario, donde abundan las propagandas políticas, y la estabilidad de todo el país parece perderse cada día más, el dato duro demuestra la verdadera agenda de la gente común: Poder comer.