Jue. Nov 21st, 2024

Con el precio de los alquileres por las nubes y el de los sueldos por el piso, el sueño del primer alquiler es casi una utopía para toda una generación. La gente joven experimenta muchas trabas para irse a vivir sola, lo que les ocasiona variados inconvenientes personales.

Cuando  comienza a acercarse la edad adulta, las cosas empiezan a cambiar. La maduración propia de la edad, y las responsabilidades (trabajo, estudio, relaciones sentimentales), convierten a la independencia en un objetivo central a lograr para cualquiera.

Pero en la actualidad, muchos jóvenes se ven imposibilitados a conseguirlo por dificultades económicas y los distintos obstáculos que existen a la hora de pensar en ese primer alquiler, estirando de esta forma la partida de la casa de sus padres unos años más de lo deseado por ambas partes.

Las primeras trabas para este grupo etario son los requisitos mínimos para acceder a un departamento: “Los jóvenes, muchas veces, no cuentan con un bono de sueldo. Deben recurrir a familiares para reunir los requisitos necesarios. Una cosa es la intención de independizarse, que está perfecto cuando tenés 26 o 28 años. Pero muchos no reúnen las condiciones mínimas y ahí aparecen las trabas para alquilar. El bono de sueldo debe tener un mínimo de 50 0 60 mil pesos, más los garantes. Ahí aparece el problema que surgió en la pandemia, que mucha gente dejó de pagar tarjetas de crédito y ahora aparece como deudora por lo que no puede firmar”, asegura Elizabeth Ramírez, Delegada de la Zona Este del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Mendoza.

Según datos del Consejo del Salario de Argentina, el sueldo básico a nivel nacional alcanzará los $38.940 en el mes de abril. En contrapartida, el monto de un alquiler básico en nuestra provincia supera los $25.000.

Por ese motivo, la parte económica resulta un inconveniente muy duro. “El rango de un alquiler de un mono ambiente en Mendoza está por encima de los $25.000. Si tenés en cuenta el salario mínimo de alguien que ingresa a un trabajo, cuando pensás en un alquiler más expensas, impuestos, tasas municipales y demás, es muy poco lo que te queda para vivir. Por eso se hace muy difícil para los que empiezan a trabajar”, contó la delegada.

Además, Elizabeth explica que el monto mensual a abonar no es el único impedimento, ya que “también hay que pagar mes de depósito, y los gastos de inmobiliaria (redacción de contrato, calificación crediticia de garantes y certificación de firmas). De entrada, es un alquiler multiplicado por tres, como mínimo. Podés arreglar para abonar el mes de depósito en partes, pero igual tenés que pagarlo”.

Como si todo esto fuese poco, las opciones disponibles son menos que en años anteriores, lo que dificulta conseguir el lugar deseado: “En la Zona Este hay un alto porcentaje de estudiantes que se quieren ir a Mendoza y no consiguen alquiler. Hay poca disponibilidad en Gran Mendoza, Godoy Cruz y hasta Guaymallén. Esto es una consecuencia de la nueva ley de alquileres que rige desde el 2020. No es una buena ley. Es muy gravosa para los locatarios, por lo que muchos han decidido sacar el alquiler y directamente vender las propiedades”, asegura Ramírez.

LA MIRADA DE LOS JÓVENES

Los Millenials (nacidos entre los 80 y 90) y la generación Z (mitad de la década de 1990​ a mediados de la década de 2000), son conscientes de estas dificultades, y en general sufren de falta de motivación, depresión y angustia por no poder cortar el lazo familiar. Begoña Albalat Peraita, investigadora en psicología general sanitaria en la Universidad Internacional de Valencia, llamó a la gente de esta franja de edad como la “Generación Deprimida”, a raíz de la incertidumbre laboral, y la falta de cumplimiento de sus objetivos personales.

“Más allá de la incomodidad de seguir viviendo con tus papás, lo que más me pone mal es no tener la esperanza de que esto cambie en el futuro cercano. Estudio y trabajo todo el día para ni siquiera poder proyectar una independencia”, asegura Julieta, de 27 años.

La coyuntura de la situación social y económica del país también es un impedimento fundamental para ellos: “Es difícil irme a vivir solo más allá de que quiera. Sobre todo por la inestabilidad del país, que influye mucho en mi trabajo (un gimnasio). Ya me es difícil mantener mi emprendimiento, imaginate si le sumo irme de casa. No estoy preparado económicamente para poder vivir dignamente”, cuenta Fabricio.

Juan, por su parte, agrega que “en un país con 60% de inflación anual y con la inestabilidad que eso genera, es imposible proyectar a mediano plazo, entonces empezás a sacar cuentas semestre a semestre o mes a mes; y firmar un contrato de 3 años te compromete demasiado porque no sabes si en seis meses vas a poder seguir pagándolo»

Las consecuencias de las constantes crisis económicas y sociales que se viven en Argentina desde hace años hacen mella en la sociedad en general. Una realidad muy preocupante, que parece lejos de solucionarse en el plazo corto de tiempo.

Fuente foto: Unidiversidad

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