Vie. Nov 22nd, 2024

Los investigadores detectaron tres grupos de WhatsApp y Telegram en los que intercambiaban información y, se sospecha, planificaban ataques en el Este provincial.

Una denuncia por amenazas que se radicó en Mendoza después del fatídico 7 de octubre del año pasado, cuando más de mil hombres del grupo extremista Hamás irrumpió en territorio israelí para perpetrar un ataque sin precedentes, terminando con la vida de casi 1.200 ciudadanos en pocas horas.

La identificación y detención de un sospechoso en el departamento de Rivadavia y el secuestro de un teléfono celular para peritajes fueron el detonante. Parecía un hecho aislado pero no lo fue cuando estudiaron durante semanas las comunicaciones que mantenía con diferentes personajes a través de aplicaciones de mensajería.

El análisis de la información recolectada abrió el camino para acrecentar las sospechas sobre presuntas actividades terroristas y de captación de individuos en la provincia, lo que llevó a los investigadores de la Justicia federal a identificar a un grupo de personas posiblemente relacionadas con estos movimientos extremistas y a desarrollar el jueves 15 de este mes después de las 6.30 ocho allanamientos en domicilios de los departamentos de Las Heras, Guaymallén, Rivadavia y Ciudad

La investigación evidenció con el paso de los meses la existencia de una estructura organizada para la radicalización de individuos en Mendoza. Y detectó que los miembros de ese grupo, quienes compartían ideas e información sobre la planificación de posibles atentados u objetivos a través de tres grupos de aplicaciones de WhatsApp y Telegram, intercambiaban contenido vinculado con organizaciones terroristas como el Estado Islámico y Afganistán.

Diario el Sol accedió a los detalles de la instrucción que lidera el juez federal Marcelo Garnica y que tiene como fiscal a Fernando Alcaraz. El expediente cuenta actualmente con dos imputados privados de la libertad, domiciliados en el barrio Bienestar y calle Bouchard de Rivadavia. Los identificaron como Nicolás “Isa” Escudero Díaz (34) y Matías Gabriel Gutiérrez (26), alias “Amyr Mustafa”, respectivamente.

Otras seis personas fueron individualizadas y posteriormente identificadas y allanadas por efectivos de la Policía Federal de diferentes jurisdicciones del país, quienes lideraron los trabajos investigativos. Algunas se encontraban en sus domicilios. Otras no. De todas formas, les secuestraron sus teléfonos celulares, documentación importante para la causa, y también se llevaron una significativa cantidad de armas y otros dispositivos electrónicos para ser peritados.

En un principio creyeron que algunos habían dejado sus viviendas antes del desarrollo de las medidas y se activaron las alertas en la Dirección Nacional de Migraciones por si intentaban egresar del país. Pero con el paso de las horas supieron que habían viajado a Chile recientemente. Lo mismo con otra de las personas que buscaban secuestrarle el celular, uno de los señalados líderes o máximos referentes del grupo: había viajado a Buenos Aires en búsqueda de su esposa, quien llegaba al país desde Arabia Saudita a través de un vuelo de Turkish Airlines que aterrizó en Ezeiza.

Escudero Díaz había sido detenido de la causa que iniciada el año pasado y se encontraba con detención domiciliaria cuando volvieron a allanarlo. Lo trasladaron otra vez a la U-32 la semana pasada con el avance de la compulsa al detectar otros hechos cuando estudiaron su teléfono y pasó al penal. No quiso declarar.

Sí lo hizo “Amyr Mustafa” Gutiérrez. Y dijo en su defensa, palabras más palabras menos, que los diálogos que mantenían los integrantes de los grupos de Telegram y WhatsApp sobre la presunta planificación de atentados en instituciones católicas eran simplemente “bromas” entre ellos.

Sin embargo, para los pesquisas judiciales, quienes realizaron una y otra vez un repaso cronológico y detallado de los chats que forman parte del expediente, nada hizo suponer que estaban frente a cuestiones inocentes, chistosas o descabelladas.

Es más, de los peritajes al teléfono celular de Escudero Díaz surgió que formaba parte con el otro detenido –y otros investigados- de un grupo de Telegram denominado “Salafi Brothers”, cuyo nombre estaría relacionado con el movimiento extremista y ultraconservador islamita “salafismo”. En ese grupo encontraron durante los análisis indicadores de radicalización basados en expresiones anticristianas y también que compartían material de audio e imágenes de organizaciones terroristas.

Por su parte, también detectaron actividad similar pero en la aplicación WhatsApp. El mismo se denominaba “Jammah Rivadavia” y estaba compuesto por cuatro varones. Entre todos los diálogos analizados sobresalían algunos escritos por uno de ellos, como “nuestro primer ataque será al monumento de la idolatría de la rotonda”, lugar donde se encuentra la iglesia cristiana Ministerio El Camino Hacia Dios.

Asimismo, otro grupo llamado “Zona Este y Capital” con tres integrantes, también fue materia de análisis para solicitar las órdenes de detención y de allanamiento. Los investigadores resaltaron el envío de mensaje con una imagen que no se logró distinguir del todo, pero el texto señalaba “Parroquia de Rivadavia”, dando inicio a diferentes respuestas anticristianas de parte de los otros integrantes del grupo.

También se observaron otros chats que no se llegaron a comprender completamente porque las primeras fueron extracciones “básicas” de los aparatos, pero generaron preocupación y alentaron a los investigadores judiciales a avanzar con la instrucción: “Hay que exterminar a todos, así no dejan crías”.

Todo este proceso de análisis de teléfonos celulares y el material que lograron obtener en los primeros momentos de la instrucción, sirvió para advertir que los sospechosos pertenecían a un círculo cerrado que profesaba el islam con el objetivo de maniobras de captación y posibles planificaciones de atentados, con la presencia o figura de un Sheikh, es decir, un líder o referente, el que fue buscado y encontrado en Buenos Aires.

FUENTE: EL SOL

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