En silencio, sin ladrar y con una mirada fija, las labradoras pueden señalar con precisión la presencia de un teléfono celular oculto en una celda. Ibra y Canela están dentro de los primeros canes de Argentina entrenados para detectar dispositivos electrónicos dentro del sistema penitenciario.
El Servicio Penitenciario de Mendoza apostó por una disciplina aún poco explorada en el país. Hasta ahora, los perros eran utilizados en seguridad principalmente para la detección de drogas, explosivos o búsqueda en grandes áreas. Pero este caso es distinto: su especialidad es olfatear tecnología.
Desde que llegaron a la base K-9, fueron entrenadas con un método que combina obediencia básica, estimulación del instinto de búsqueda y asociación de olores específicos. Todo comienza por el vínculo: antes de aprender a detectar nada, las labradoras aprendieron a confiar. Su guía no solo las entrena sino que también se ocupa de su alimentación, higiene y bienestar.
Después vienen las órdenes básicas: acudir al llamado, quedarse quieta, caminar a la par. Al mismo tiempo, se inició el trabajo para estimular sus instintos a través del juego. La “presa” no es otra cosa que una pelota de tenis: cada búsqueda es, en realidad, una especie de juego, donde el objeto deseado se transforma en premio.
Una vez consolidado ese instinto, se dio el paso clave: asociar el olor de los dispositivos electrónicos. Para eso, se les presenta a Ibra y Canela un celular, se refuerza su reconocimiento y se la entrena para que, al encontrarlo, lo señalen de una manera concreta: sentarse frente al objeto y quedarse quietas, sin tocarlo. Así, su comportamiento se convierte en una señal clara para el personal penitenciario, que puede avanzar con una requisa precisa, rápida y segura.
“El resultado es un binomio guía-can perfectamente sincronizado, ideal para operativos donde la precisión es clave”, explican desde la fuerza. La formación lleva tiempo, pero los beneficios son evidentes: detectar un celular dentro de una unidad carcelaria puede evitar extorsiones, amenazas, planificación de delitos y mantener controlado un entorno de por sí complejo.
Además, ambos canes tienen una gran sociabilidad, lo que les permite trabajar con otros perros y efectivos sin dificultades. Son disciplinadas, confiables y eficaces. Y, sin dudas, pioneras.