La inflación desacelera, pero los salarios no alcanzan, los consumidores priorizan lo esencial y dejan de lado productos secundarios.
En medio de la crisis económica y de la fuerte caída del consumo, los supermercados y autoservicios buscan nuevas formas de captar la atención de los consumidores.
De acuerdo con el último informe de Scentia en septiembre, el consumo cayó un 22,3% en comparación con el mismo mes del año anterior, una baja más pronunciada que la registrada en agosto, cuando la caída interanual fue del 17,2%.
Nicolás Vaccaneo, revisor de cuentas de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas, explicó que esta caída en el consumo «era esperada, sobre todo para el último cuatrimestre de este año: septiembre, octubre, noviembre y diciembre.
El año pasado era un contexto diferente, con elecciones, mucha emisión de dinero y diversos incentivos al consumo». En aquel entonces, a pesar de la alta inflación, los consumidores solían abastecerse en grandes cantidades. «Me comentaban que en promedio tenían productos almacenados para dos años en sus alacenas», añadió.
En cuanto a la inflación, aunque muestra signos de desaceleración, el poder adquisitivo de los salarios sigue quedando rezagado. «Los salarios aumentaron mucho menos que la inflación, y esto ha generado que la gente deje de consumir ciertos productos. Mientras los esenciales se mantienen, las categorías secundarias, como los artículos de perfumería, son las más afectadas. Además, los consumidores están migrando de primeras marcas a segundas», explicó Vaccaneo.
Las ventas han caído casi en todos los rubros y, además, no sabes si el mes siguiente vas a comprar más barato. Aunque la inflación siga presente, las ofertas pueden implicar reducciones de hasta un 10% en el precio de algunos productos, lo que a veces genera que los precios bajen».
Con Información de: El Ciudadano