Cada 11 de septiembre, Argentina rinde homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, figura clave en la historia de la educación nacional. Político, escritor y pedagogo, su influencia marcó profundamente el sistema educativo del siglo XIX, y su legado continúa vigente.

 

La fecha coincide con el aniversario de su fallecimiento en 1888, y por ello se celebra el Día del Maestro, reconociendo el rol fundamental de quienes enseñan y acompañan el desarrollo de generaciones enteras.

🏫 El impulsor de la escuela pública

Durante su presidencia (1868–1874), Sarmiento convirtió la educación en una prioridad de Estado. Promovió la Ley de Subvenciones, que permitió financiar la construcción de escuelas, y fundó más de 800 establecimientos, de los cuales el 70% eran públicos. En apenas seis años, el número de estudiantes pasó de 30.000 a más de 110.000.

También creó organismos clave como la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y la Biblioteca Nacional de Maestros, destinados a fortalecer la formación docente y democratizar el acceso al conocimiento.

✍️ Trayectoria y visión

Nacido en San Juan en 1811, Sarmiento se formó de manera autodidacta en disciplinas como matemáticas, latín y teología. Fue maestro rural, periodista y fundador del Colegio de Pensionistas de Santa Rosa. Su carrera política lo llevó a ser concejal, senador, gobernador de San Juan y finalmente presidente de la Nación.

Desde cada uno de estos espacios, impulsó una educación inclusiva, gratuita y universal. Defendió la participación de mujeres en el aula y el acceso para sectores vulnerables, convencido de que el conocimiento era la herramienta más poderosa para el progreso social.

👨‍🏫 ¿Por qué se lo llama “padre del aula”?

El título de “padre del aula” responde a su incansable labor por expandir la educación en todo el país. Sarmiento entendía la enseñanza como motor de transformación y trabajó para mejorar la capacitación docente, incluso promoviendo intercambios con especialistas extranjeros.

Su visión integradora, su compromiso con la equidad y su impulso a las ciencias y tecnologías lo posicionan como uno de los próceres más admirados de la historia argentina.

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