Según el Indec los indicadores sociales empeoraron en los primeros meses del año y marcan una profundización de la crisis y las realidades.
Con menos trabajo, más pobres y más desiguales, los primeros meses del gobierno de Javier Milei, los indicadores sociales más sensibles marcan una profundización de la crisis y las realidades que ya se vivían.
La primera etapa del gobierno refleja la mayor desigualdad en casi dos décadas, aunque ese dato no refleja solo lo ocurrido en los últimos meses, sino un arrastre. Pero en el primer trimestre hubo una aceleración del deterioro social, al menos según lo que marca el Indec.
El grupo de personas de más ingresos percibe 15 veces más que el grupo de personas de menores ingresos, medido con la mediana estadística de cada grupo.
En los extremos de la tabla la diferencia es mucho mayor. El ingreso medio por persona del grupo más pobre fue de 43.285 pesos. El ingreso medio del grupo más rico era de 1.280.951 pesos en marzo de este año; es decir 29 veces más. El Coeficiente de Gini, el «termómetro» para medir la desigualdad, creció.
Hay un divorcio discursivo entre lo que el Gobierno nacional dice y lo que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) marca con los datos oficiales de sus mediciones. Y esta semana hubo un golpe de realidad que lleva a tierra el optimismo que el Presidente destila en sus giras internacionales.
La brusca caída en la actividad económica (que supera el 5%) la baja ocupación de la capacidad instalada es la base: con menos producción hay menos empleo y, sobre todo, menos empleo de calidad.
En todo el país la desocupación superó el 7%, aunque es un dato mirado con el espejo retrovisor. Algunos distritos, como Mendoza, tuvieron una realidad contracíclico porque hubo un descenso en la desocupación y el Gobierno local se lo atribuye a la intervención estatal para promocionar la empleabilidad.
Con Información de MDZ