Una requisa reciente en el penal de Almafuerte, catalogado como uno de los más seguros de Mendoza, expuso una trama inquietante: internos contaban con 71 teléfonos celulares, utilizados presuntamente para coordinar delitos desde el interior del complejo penitenciario.

Los dispositivos fueron detectados en tres módulos distintos, lo que refuerza las sospechas sobre la existencia de una organización criminal activa dentro del penal, a pesar de las restricciones impuestas por la Suprema Corte.

El módulo 4.1 fue el más comprometido: se incautaron allí 40 aparatos. Este pabellón es dominado por Pedro Esteban Morales Anisco, alias “Peter”, un recluso condenado por homicidio y señalado como líder intramuros, con presunta influencia tanto sobre otros internos como sobre integrantes del Servicio Penitenciario.

Los restantes teléfonos fueron encontrados en los módulos 2 (20 unidades) y 1 (11 unidades), y todos quedaron bajo análisis judicial para determinar el alcance de las maniobras ilegales que podrían haberse articulado desde esos equipos.

La operación fue ordenada por la fiscal federal Eugenia Abihaggle en el marco de una megacausa que investiga una red de narcotráfico con ramificaciones que involucran a internos y personal penitenciario. Durante la requisa, se desmanteló completamente la celda de “Peter”, en un intento por esclarecer si desde allí se planificaban operaciones vinculadas a la venta de drogas, extorsiones y transferencias de dinero al exterior.

La investigación se remonta a fines de 2024, cuando se detectaron cerca de 4 kilos de marihuana y cocaína ocultos en un gallinero próximo al módulo 4.1, un área fuera del alcance de las cámaras de seguridad.

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